El Factor Humano más allá de Mandela
Escuchar a John Carlin hablar de Mandela y sus motivos para escribir su libro El Factor Humano, fue para mí toda una epifanía comunicacional, cultural, antropológica, psicológica y psicosocial. En mi mente, todas esas implicaciones se aglutinaron, se dinamizaron, se potenciaron y se proyectaron en posibilidades ilimitadas, en una espectacular visualización parecida al efecto de tránsito al hiperespacio de StarWars.
Una primera y somera investigación para adentrarme en el concepto me refirió a dos novelas ¾una de Graham Green y la otra de John Carlin¾ y a innumerables artículos sobre la utilización de “factor humano” como sinónimo de “recurso humano”, en tanto elemento disponible para resolver una necesidad o llevar a cabo una empresa. ¡La persona humana al mismo nivel de cosas inanimadas como la maquinaria y equipo o la materia prima; o irracionales como los semovientes! Esto me parece una deplorable forma de minusvaloración, cuando no negación de la dignidad humana. ¿Dónde quedaba mi epifanía, entonces?
Como me encanta compartir, principalmente mis procesos mentales, para someter a prueba algunas de mis hipótesis sobre la estimulación del desarrollo intelectivo de mis alumnos de Primer Año, puse un ejercicio en el que debían experimentar el mismo proceso: escuchar la entrevista, investigar, reflexionar sobre la bibliografía – la suministrada por mí y la encontrada por ellos-, y escribir sobre la experiencia, especialmente sus conclusiones personales.
¿Resultados? Como en botica: variopinto, multinivel, multicalidad, sorprendentemente agradable en unos casos y desilusionantemente desagradable en otros, pero ilustrativo en líneas generales. ¿Una muestra? “El factor humano no es solamente un denominador común entre las personas. Éste tiene un concepto muy profundo que expone la conducta, procesos cognitivos, procesamiento de información, características, elementos y motivaciones. Todos estos términos pueden servir para persuadir. Este presidente (Mandela) puede servir de motivación para que utilicemos el factor humano como herramienta para una comunicación persuasiva, por medio de la retórica (arte de convencer)”. Dejaré en el anonimato la autoría.
Con la retroalimentación de mentes menos contaminadas, proseguí mis investigaciones y disquisiciones tratando de arribar a múltiples conceptualizaciones que me permitieran llegar al núcleo del concepto factor humano.
Lecturas de cienciología. Lecturas exotéricas de consulta pública. Lecturas esotéricas occidentales. Lecturas espiritualistas de autoconocimiento y búsqueda. En fin, he leído cuanto me pareció que agregaba elementos de juicio para construir una aproximación conceptual más completa que una definición operativa de una sola dimensión.
El ejercicio, intelectivamente gratificante, me ha ilustrado sobre los factores que intervienen en ese continuum inasible que es nuestro irrepetible factor humano individual: educación, conocimiento convertido en sabiduría, ética continua, desarrollo de la espiritualidad, positivo sistema de valores y creencias, manifestados en actitud, patrones de conducta y estilos de vida.
Ése es el ser humano que decanta sus sueños y afanes de superación en una disposición psíquica, moral y cultural hacia el cambio para mejor, aunque a veces ni siquiera esté consciente de ello y piense que lo que le interesa son las posesiones materiales.
Ése es el ser humano, mente, cuerpo y espíritu, en eterna unidad que se debate en el dualismo original de lo corpóreo y lo incorpóreo, lo individual y lo universal; el mundo inteligible de las ideas, eterno, inmutable y necesario y el mundo sensible de la materia, temporal, mudable y corruptible de Platón; la razón pura y la razón práctica de Kant.
Ése es el ser cuyo factor humano debiera ser el objeto de la comunicación como ciencia, para que sus sistemas, métodos, estrategias y tácticas no solamente fueran más eficaces y efectivas, sino que ennoblecieran el quehacer de quienes la ejercen al colocar a la persona humana y su crecimiento, como principio y fin de su actividad. CRM ¡pero de veras! No como las telefónicas, las instituciones financieras, las tarjetas de crédito y todas las empresas que siguen haciendo comunicación publicitaria mañosamente engañosa (medias verdades-medias mentiras, información que no informa nada, etc. etc.).
Comunicación persuasiva con el factor humano. ¿Aceptamos el reto?
Nos leemos en el próximo.
Eva Cruz
Docente de la Escuela de Comunicación Mónica Herrera
El titular tiene un error de ortografía: dice “Madela” en vez de lo que supongo sería “Mandela”; y cuando lo empecé a leer pensé ¿habrá sido un error de dedo y quería decir Mandela? ¿Medalla, mandala?
Gracias por la notificación. En este momento lo corregimos.