DE LA UNIVERSIDAD A LA REALIDAD
Hace unos cuantos días impartí una charla en escuela sobre el tema del emprendedurismo. Quizás la expectativa de los estudiantes debe haber sido las mismas de siempre; el tipo que llega y habla de compañías extranjeras y casos de marcas de otros mercados sonados en todos los libros de marketing; o peor aun quizás pensaron que era el típico que habla de como formar una empresa y emprender un negocio cuando nunca ha hecho uno.
Pero la plática no tenía nada que ver con casos de marcas extranjeras o historias de otros mercados, tampoco llegue a decirles como hacer una empresa desde cero; esta conversación tenía que ver solo con la realidad que les espera al salir de la universidad.
Al inicio, justo después del colegio la mayoría de los estudiantes tienen claro que es lo que les gusta o en que áreas tienen habilidades naturales y por lo general seleccionan sus carreras universitarias acorde a esto. Definirse basado en sus gustos y habilidades es la primera fase del camino y la mayoría de las personas lo hacen bien. Muchos descubren a medio camino que su destino no era lo que eligieron al inicio y pasan cambiando de carrera, hasta que finalmente descubren para que tienen vocación y ahí se sumergen entre 3 a 5 años tomando clases, haciendo proyectos, conociendo gente e iniciando sus vidas de adultos y profesionales.
Pero a lo largo de todo este momento inolvidable de la universidad, pocos realmente se preguntan en el proceso ¿para que estoy estudiando? Dan por sentado que estudian para conseguir un “buen trabajo”, y en su mejor momento de ego asumen que sus capacidades son mejores que la del vecino de silla y que probablemente lograra una mejor carrera que él. Otros asumen el proyecto del “buen trabajo”, cambiando la estrategia de éxito utilizando sus contactos de amigos de colegio, los de la universidad, o los amigos de sus padres para “colocarse bien y triunfar”. En fin todos apuntan hacia la misma dirección, pero caminando por senderos diferentes.
Es natural que esto suceda si partimos del hecho que la gran mayoría de personas fuimos educados de generación en generación a ver el mundo como un camino único. Pocos fuimos preparados para cuestionar las cosas y ver con mas detención la realidad que nos rodeaba.
En nuestras casas nos enseñan a que después del colegio debemos de buscar una carrera que nos guste, estudiar, aprender, graduarnos de profesionales, y buscar un “buen” trabajo”. Si esto no funciona ya en el mercado laboral, el camino que sugieren es el mismo: Inscribirse a la universidad de regreso, sacar una nueva carrera o una especialización, graduarse y luego buscar un “buen empleo”.
Pero esta rueda de caballito tiene un gran problema, y es que nos estamos preparando para un mercado laboral inexistente y cada día más competitivo. Es decir para ponerlo en un contexto reducido, imaginen que hay 6 universidades que preparan 1 profesional cada uno. Pero en el mercado solo hay 1 empresa que puede ofrecer un “buen empleo” y como máximo puede contratar a 1 persona para ese puesto. Para colmo de males para contratar al nuevo, debe de despedir al viejo. El problema es dramático, salieron 6 profesionales, solo fue contratado 1 y fue despedido otro. Resultado final 6 sin empleo…o por lo menos 6 se quedaron sin el sueño universitario: “el buen empleo”.
Y así como suena de duro lo que escribo esa es la realidad que hay detrás de la universidad. Basta con leer las cifras de estudiantes inscritos en las universidades y la cantidad de graduados de las múltiples ramas profesionales y luego cruzarlas con la capacidad instalada de un país adonde el 90% o más de las empresas son categoría micro y pequeñas, que emplean entre 2 a 50 personas y con rangos salariales bajísimos.
En resumidas cuentas las universidades están sacando grandes profesionales para un mercado que no existe, entonces la pregunta ¿Para que estudio? es fundamental hacerla como estudiante, así como para las universidades es importante preguntarse ¿Para que existo?.
No quiero sonar absoluto, y se que muchos salen adelante como excelentes empleados, otros en el camino se supieron adaptar y triunfaron solos; pero la pura verdad, la gran mayoría aterriza en trabajos no soñados, con salarios por debajo de sus expectativas y terminan quejándose de sus capacidades y la vida. Por lo menos tengan algo seguro, los fracasos no siempre son producto de nuestras capacidades, sino de realidades incomprendidas.
El Salvador es un país limitado, y necesita de una generación diferente de personas que comprenda sus capacidades para proponer un modelo de vida personal que responda a la realidad y que mejore las calidad de vida y oportunidades de cada uno, para que multiplicado cambie las oportunidades económicas del país.
El modelo a mi forma de ver es el emprendedurismo, porque esta es la mejor forma de enfrentar la realidad. El conocimiento se utiliza para beneficio propio, se crea la oportunidad que el mercado no ofrece, se abren nuevas plazas de trabajo, innovamos, mejora la oferta de mercado de nuestro país, transforma la realidad y abre camino a futuras grandes empresas. En este modelo las instituciones de educación, desde el colegio pasando por la universidad, hasta las de especialización juegan un rol vital. Deben de parar un segundo y voltear la mirada hacia atrás para ver si toda la maquinaria educativa esta dejando frutos en la sociedad, o si solo la están dejando frustrada y confundida. Acá están obligados a cambiar de una oferta educativa comercial a una conciente con las necesidades y realidades del país.
Estamos claros que la educación es el camino, pero no basta con eso. Es la educación orientada a la transformación de las necesidades reales de sus países la que permite progreso. Las instituciones de educación deben de cambiar su modelo de uno que se jacta de preparar grandes profesionales a uno que se jacte de producir entes de cambio, transformadores de la realidad y su directa participación en el progreso de su país.
Alex Bolaños
Emprendedor, ECMH alumni
Lo que siempre he pensado resumido perfectamente aquí, felicidades no se puede resumir de otra manera tan objetiva y real, creo fielmente en el talento y emprendedurismo más allá de solo confiar en la educación, como lo citas “Estamos claros que la educación es el camino, pero no basta con eso” y he ahí el problema que nos han inculcado tanto que el proceso es simple y cuadrado, colegio, universidad y BUSCAR empleo, en vez de ser creadores de ellos.
Slds!