La profesión del diseño en nuestro país

Imagen de www.designaholic.mx

Partamos de algo ya conocido: el diseño es una actividad eminentemente social, basados en el hecho de que se diseña para la gente y pensando en la gente, por lo tanto tendríamos que ver nuestra profesión con un toque más sublime y pensar en “servir con el diseño”.

Pero que nosotros como diseñadores podamos tener esa conciencia no es un efecto automático. Para lograr este nuevo pensamiento la clave está en la educación, en que todos los actores sociales sepamos para qué sirve el diseño. Estamos tan rodeados de diseño que esta avalancha de cosas creadas por el hombre nos hace caer en la indiferencia hacia los objetos.

El verdadero reto está en la capacidad de mejorar y adaptar las currícula, ofrecer programas que no limiten el pensamiento creativo, crear nuevas estrategias de enseñanza del diseño que nos ayuden a descubrir y fomentar nuestra identidad como diseñadores y volver el diseño más accesible a todas las esferas de la sociedad. Ya no nos sorprende el hecho de que tan solo con girar la manija podamos obtener agua sin tener que caminar kilómetros a un rio o a un  pozo como todavía miles de personas tienen que hacerlo, o subir el switch para obtener la energía necesaria para utilizar nuestras lavadoras, cocinas, refrigeradoras, microondas, y ya no digamos la TV por cable y el internet.  Esto hace que tengamos una vida llena de toda clase de comodidades y, como mencioné antes, esto nos hace muchas veces inadvertir la importancia del diseño y lo privilegiados que somos al tener acceso a él. El diseño es para la gente y gente somos todos, sin importar razas, credos y posición social. Todos deberíamos tener acceso al diseño, desde los zapatos que usamos cada día, hasta el tamaño y tipo de mobiliario para las viviendas de hoy, así como a la tecnología médica de vanguardia; y de esa misma manera, tener acceso a una mejor calidad de vida.

Cuando veo lo “de moda” que está hoy en día la palabra diseño – gracias a la popularización de los software,  de los movimientos eco amigables, el design thinking y sobre todo el internet – pienso en lo poco conocido que era en nuestro país al inicio de los años 90. De hecho, en América Latina el diseño era desconocido por el gobierno, la industria y aun por el interesado en estudiarlo. Yo misma no estaba consciente de qué era lo que iba a estudiar, me llamaba poderosamente la atención el nombre de las materias que leí en el primer pensum de diseño gráfico que tuve en mis manos y me maravillaba lo que veía en cada vitrina de exposición al hacer el recorrido por las instalaciones de la Escuela de Artes Aplicadas de “la Matías”; pero no sabía la definición de diseño, no  conocía  los campos de acción, no tenía conciencia del compromiso ético que esto implicaba, ni del Poder que el diseño llegaría a alcanzar en nuestra época.  Tampoco de la abrumadora responsabilidad que acompaña o que debería acompañar el oficio de ser diseñador, y que solo con el tiempo, la experiencia y, por ende, la edad llegamos a comprender y aceptar.  Por lo tanto yo escogí mi carrera más bien con base en la intuición, una de las más grandes herramientas y aptitudes de un diseñador.

Pero volvamos al momento actual, en nuestro país. Aun hoy después de tanto camino recorrido, de tantas promociones de graduandos, de varias opciones ya existentes para estudiar diseño en diferentes instituciones y en diversas ramas, no hay una compresión total del diseño,  porque a pesar de todo esto, la profesión es todavía muy joven.  Solo lo conoce bien el especialista que convive y vive de él. Para alcanzar una verdadera cultura de diseño debemos prepararnos para trabajar cada vez más en equipos multidisciplinarios, involucrarnos comprometidamente en la educación, empresa, gobierno y sociedad. Debemos construir juntos un ambiente de comprensión del diseño que facilite el intercambio de ideas y experiencias en aquellos ámbitos de actuación conjunta que faciliten la competitividad, la innovación  y la eficacia empresarial, siempre en servicio de la sociedad.  Debemos ser capaces de cambiar nuestro entorno de trabajo por uno menos hostil y menos “ignorante” de nuestra labor, ya que consciente o inconscientemente el ambiente en que se vive siempre influencia lo que uno diseña.

Las escuelas de diseño de hoy ya no deben enfocarse únicamente en la tradición teórica de las escuelas de Ulm y Bauhaus, hay que combinar esas bases sólidas con el conocimiento del usuario, los mercados, la política, la economía, el medio ambiente, la tecnología, la identidad cultural y la inter disciplina. No es suficiente hablar de diseño entre docentes y alumnos, hay q hablar con el gobierno la industria, la sociedad en general, para convencerlos que aprovechen más a los diseñadores: profesionales entrenados para detectar, analizar y resolver problemas de diversa índole.

A la vez, el diseñador actual tiene que estar preparado para responder a esta demanda, debe acostumbrarse a abrir las puertas de sus estudios y sus talleres para trabajar con sus clientes en las decisiones de los proyectos; ya no puede mantenerse la relación vertical y distante, debe haber un intercambio de visiones para favorecer los intereses comunes. Fomentar la relación entre diseñador y cliente como una relación indisoluble será enriquecedor en función de los resultados.

A medida que la profesión avanza se posiciona y se consolida a través de sus diferentes vinculaciones, irá sintiéndose mucho más la necesidad de crear organismos colegiados que regulen, aglutinen y defiendan la profesión. Lo cual, a la vez que proteja a los diseñadores, nos permita tener una voz mucho más fuerte y emitir una posición firme y respetada sobre diferentes problemáticas actuales como identidad cultural, medio ambiente, tendencias, educación, etc.  Tanto a nivel nacional como internacional.

Aún no hemos construido una cultura de diseño completa en nuestro país, pero estamos trabajando en ello.

Larisa Hernández

Coordinadora de Proyección Social y Docente de la ECMH. Diseñadora gráfica e ilustradora, exporta diseño a diferentes industrias en USA.

4 comentarios en “La profesión del diseño en nuestro país

  1. Claudia B. Cardona on

    Totalmente de acuerdo con el tema desarrollado. Me encanta. Los diseñadores somos parte vital en las sociedades y hasta ahorita se les está tomando en cuenta en otras áreas que no sean puramente estéticas, somos pensantes integrales… y vamos en por buen camino. Lentos pero seguros.

  2. Larisa Hernández on

    Y es cierto:”El diseño está en todo”, por lo tanto cada uno de nosotros, desde nuestro ejercicio profesional debemos educar a nuestros clientes, para que todos estemos conscientes de la importancia que el diseño y los diseñadores tenemos. Ya ahora…somos muchos aquí!

  3. Stella on

    Como siempre Lari, me encantan tus aportes, en cada uno de ellos leo cosas muy interesantes y me encantan. Muchas personas no comprenden la importancia de la disciplina del diseño, de todo lo que implica ser Diseñador y como bien lo decís LA RESPONSABILIDAD que tenemos de educar, comunicar, resolver los problemas, etc. Apoyo tu idea nos urge la creación de un organismo que regule y proteja a los diseñadores, a medida que crecemos lo vamos necesitando más.
    Bendiciones y seguiré esperando la siguiente entrega.
    Gracias Lari

  4. Adriana Cornejo Valencia on

    Estoy completamente de acuerdo, todo esto que he leído es muy cierto. Muchas veces las personas que estudian carreras relacionadas con el diseño creen que ellos van a ser quienes creen la octava maravilla del mundo, y esta bien tener un poco de visión. Pero también hay que tener los pies en la tierra. Creo que el país necesita diseñadores mas comprometidos con la sociedad y concientes en las necesidades del usuario, en resolver problemas ya existentes y no en tratar de innovar con productos nuevos.

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