La (in)comunicación electoral

Vamos directo al grano: comunicar no es lo mismo que informar, y recibir un mensaje en respuesta a uno emitido no necesariamente equivale a retroalimentación (o feedback).  Así se desprende de los postulados del enfoque interaccional de la comunicación, uno de los cuerpos teóricos que mejor explica – a mi parecer – ese complejo territorio que es la comunicación humana, a la que tendemos a simplificar con el pírrico esquema de emisor–mensaje–receptor.

De acuerdo con esta teoría, la comunicación es el vehículo de las relaciones entre las personas y debe estudiarse desde tres áreas.  La primera es la sintáctica, la segunda la semántica y la tercera, que es la que me interesa destacar en este momento, la pragmática, que se refiere al estudio de los efectos de la comunicación en la conducta, entendiendo los conceptos de comunicación y conducta casi como sinónimos (Watzlawick, Beavin Bavelas, & Jackson, 1993) .

Este enfoque hace una distinción entre dos niveles complementarios del acto comunicativo: el nivel de contenido y el de relación. En el primero sucede la transmisión de información (el mensaje, los datos) y en el segundo se definen los términos en los que esa información es comprendida y procesada (la relación entre los comunicantes). Para efectos del análisis de procesos de comunicación, esto implica que no podemos aislar el mensaje de la relación que existe o se construye entre los participantes del proceso.

Estas ideas están claramente opuestas a la noción – tan común entre muchas marcas y, por supuesto, políticos – de que basta con hablar / escribir / anunciarse para “cumplir” con un objetivo de comunicación, como si se tratara de un proceso básicamente unidimensional.

El énfasis debe ponerse en la relación entre los comunicantes (marca – cliente) y ésta no se construye únicamente a través de mensajes, sino que requiere de encontrar territorios comunes. A fin de cuentas, el término comunicación tiene sus raíces en el latín communicare, que significa compartir, poner en común.

Dicho lo anterior, me remito al contexto actual de El Salvador para referirme a la falta de comunicación (aunque los mensajes abundan y hasta sobran) de los partidos políticos, ahora que nos acercamos al primer evento electoral en el que los ciudadanos elegiremos de manera directa a los diputados que nos representarán en la Asamblea Legislativa.

Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que los votantes esperábamos mayor acercamiento, compromiso y comunicación de parte de los candidatos. Como vengo diciendo, la comunicación tiene que ver con construir relaciones y, por ende, configurar sistemas, y esto no se logra únicamente lanzando promesas. Es necesario poner en común un proyecto de nación que siente las bases para el desarrollo económico y social del país, pero no ha habido mucho de eso. Prueba es que las propuestas contenidas en el documento “Compromiso con la Democracia”, presentado por grupo de decenas de organizaciones de diferentes denominaciones e ideologías a los partidos políticos en el marco del XII Encuentro Nacional de la Empresa Privada el día 13 de febrero, no han sido retomadas formalmente.

Aliados por la Democracia es una muestra de que los ciudadanos podemos comunicarnos entre nosotros, que somos capaces de construir relaciones mediante interacciones que, en este caso particular, tienen un propósito claro: construir un mejor El Salvador.

Lastimosamente los partidos políticos han demostrado poco interés en estas propuestas, que pueden resumirse de la siguiente manera: 5 instituciones modernizadas mediante 12 reformas constitucionales.

Pero ya que ellos no están interesados en comunicarse con nosotros, nos corresponde ahora tomar la iniciativa. Nuestro mensaje es sencillo, producto del consenso y se resume de la siguiente manera: ¡Queremos el 5/12!

¿Hay alguien dispuesto a comunicarse con nosotros?

Fuentes de consulta:

Watzlawick, P., Beavin Bavelas, J., & Jackson, D. D. (1993). Teoría de la comunicación humana. Barcelona: Herder.

Federico Harrison

Rector de la Escuela de Comunicación Mónica Herrera. ECMH alumni

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